TRASNOCHES EXPERIMENTALES: MUSICA PARA ASTRONAUTAS, DE ERNESTO BACA

VIERNES DE NOVIEMBRE, 22 HORAS:




Para que el cine no sea sólo una proyección inerte. Ernesto Baca es uno de los principales referentes de la nueva generación de realizadores porteños que se dedican casi exclusivamente a la experimentación cinematográfica. Todos los viernes de noviembre lo encontraremos ofreciendo una proyección simultánea de cinco proyectores sobre tres pantallas, con música en vivo por Marcelo Mamani y Ariel Chase, más poemas a cargo de Pipo Lernoud. ¡Un espectáculo que envidiarían no sólo los mejores barrios de Capital, sino las más copetudas capitales del Mundo, en nuestro reducto de Constitución!


SINFONIA INDUSTRIAL N2: MUSICA PARA ASTRONAUTAS.

Versión expandida. Formato Súper 8. 2010. Color / blanco & negro

http://www.youtube.com/watch?v=KpSsYbJIKDo




Descripción de la proyección.


Multiproyeccion en formato Súper 8 del largometraje “Música para Astronautas” con banda sonora en vivo. Duración aproximada: 66 minutos.

Cast: Marcelo Páez, Pilar Boyle, Débora Zanolli. Dirección: Ernesto Baca. Productores versión video: Pogofilms y Kaumodaki Films. Prod. Asociado: Constanza Sanz Palacios, Prod. Ejecutivo: Juan Pedro Justel Seguy. Asist. de Dirección: Victoria Ruiz, Dir. de Fotografía: Emiliano Cativa, Dir. de Sonido: Emiliano Biaiñ / Pavlo Marquez, Dir. de Arte: Mercedes Alvarez, Jefe de Producción: Juan Pedro Justel Seguy, Montaje: Agustín Elgorriaga, Asists. de Producción: Diego Velázquez Viard / Marianela Sberna, Asistente de Arte: Verónica Porrez. Post.Producción: Martín Larravide, Vestuario: Mercedes Alvarez, Gaffer: Adrián Silva. Música: Sami Abadi, Diseño Gráfico: Ochentadedos - Gudy Justel / Leandro López


Versión Súper 8 expandida: Proyectores: Ernesto Baca, Banda de sonido: Marcelo Mamani, Ariel Chase. Poemas: Pipo Lenourd.






Sinfonía Industrial N2: Música para Astronautas. (texto)
Por Leonel Livchits

La rueda no va a parar, son maquinas que someten al orbe. Lo veo al salir de la cárcel. Busco una naturaleza donde filtrarme. Detenido en un instante miro una madre que se esquiva a si misma. Una emoción errada puede desviar el curso normal del neon y sus autopartes. ¿Cuántas partículas informales se reúnen en un acto nunca repetido? se pregunta al inyectarse. Todo lo que se hunde, incólume, vuelve a la superficie transfigurado, proyectándose sobre un fluido Manchester de visión inorgánica, como tres temores extraterrestres fulgurando en un retrovisor electrificado. Y cómo consentir a las nubes en su desinencia, roídas por tetraedros radioeléctricos cultivados por la meteorología post industrial. Ya no hay dónde esconder el rostro de las jeringas volátiles, los discos de vinilo están rotando por fuera de su axioma. ¡Qué vivan los reflejos férreos! cada destello oculto en el ruido sordo del mecanismo muscular. El matrimonio del nonato con la octava dimensión será el futuro de la cosmología incipiente. Asombrados, divididos en las peluquerías, con venas llenas de mercurio, somos testigos huecos de los fotogramas que se disuelven en restos diurnos. ¡Cuidado!, se oye: la hélice liminar es una asesina trituradora de féretros, impide al silencio su resurrección, desorienta tanto como una osamenta teledirigida que cayera rodando por una escalinata hacia el allá más.






Impresiones del Director.
Por Ernesto Baca

Caminando sobre el borde axial de los instintos reducidos, escucho el incesante bombardeo de imágenes, produciendo borbotones de los que nadie escapa. Los giros generados por los multizumbantes ecos de la maquinaria, descompone emociones. Las porciones dispares forman aceleramientos compuestos por corpúsculos de luminosidad lanzada hacia un extremo de la pantalla. Recorriendo la simultaneidad de un sediento esperma, notamos una obediencia fantasmal al Dios celuloide, a esa imagen del mundo manufacturada por las exequias de un carnaval burlón, en donde los veredictos quedan sin resabios. Impresiones que flotan, esperando ser rescatadas. Esa detonación incontrolable, derramo los restos de una imagineria del hambre, nos dio solo una elección: la conyugalización con lo efímero que nos convirtió en el futuro.




Cine del más allá.
por Paulo Pécora.

Experimental, artesanal, independiente, autoral o, sencillamente, un cine del más allá.

Llámenlo como gusten, pero en los rincones secretos del escenario audiovisual argentino existe y se desarrolla silenciosamente una corriente de valiosas individualidades cuyo denominador común es la investigación y la práctica libre y desprejuiciada de ciertas posibilidades olvidadas del séptimo arte.

De manera paradójica, el lugar marginal que ocupan en los cines, la prensa, los festivales y otros espacios de legitimación, se convierte para ellos en una zona auspiciosa de subjetividad, de juego y experimentación permanente.

Sus límites son su alimento. Las dificultades y precariedades técnicas no son nunca un impedimento, sino más que nada un nuevo impulso, un desafío a superar. El secreto de su fuerza –y otro de sus puntos comunes- es intentar vencer siempre cualquier tipo de imposibilidad. Y no sólo vencerla, sino convertirla en una posibilidad creativa más, en un instrumento narrativo potente, efectivo y novedoso.

Los códigos y recetas de la narración convencional desaparecen, son trastocados o se diluyen en la investigación y el desarrollo de formas y posibilidades narrativas más íntimas e intuitivas, muchas veces signadas por el azar. Las historias, los actores, e incluso la realidad, dejan de ser la materia del cine, para abrirle la puerta al cine mismo, al celuloide, a su esencia pictórica, musical y fotográfica.

La manipulación e intervención del negativo y el material expuesto son una constante en muchos de estos autores, cuya vocación pareciera ser la revalorización de una forma más artesanal y poética de entender el cine.

Las posibilidades de intervención del cineasta en su obra son absolutas, tanto durante el rodaje (cuadro por cuadro, ralentis, aceleraciones, fueras de foco, combinaciones aleatorias entre zoom y tamaños de cuadro, sobre-exposiciones), como en todas las demás instancias de la hechura cinematográfica. También, en el proceso de revelado o en el uso posterior del positivo como lienzo -para pintarlo, rayarlo, agujerarlo o quemarlo-, en la escritura o reescritura que supone su edición o montaje, y en algunos casos específicos también en las posibilidades creativas –múltiples pantallas, loops, cambios de velocidad, desenfoques, sombras sobre la pantalla, etcétera- que existen en el momento mismo de la proyección.

Aunque no estén restringidos a ningún formato en particular, muchos de ellos se expresan a través de película reversible de paso reducido, tanto en 16 como en súper 8 milímetros, por una cuestión de costos y accesibilidad o porque sus pequeñas cámaras les permiten trabajar de manera ágil y solitaria, pero también porque valoran y reivindican la textura única del grano fotográfico de la imagen,

Estas y otras características son compartidas por muchos realizadores argentinos que persisten y perseveran en la experimentación, más allá del alto, mediano o escaso reconocimiento que puedan obtener la fuerza y coherencia de sus obras.

Se trata de un movimiento de individualidades inclasificables, con escrituras diferentes y puntos de vista estéticos cercanos aunque nunca idénticos, que se vinculan entre ellos de manera lúdica, desinteresada, sin necesidad de un manifiesto u objetivo concreto, sino quizás con la única pretensión de colaborar y enriquecerse mutuamente.

Uno de ellos es Ernesto Baca.



Artesano del celuloide, director inquieto y prolífico, Baca concibe a su lugar en el cine como un acto de resistencia. Autor de cinco largos experimentales (“Cabeza de palo”, “Samoa”, “Música para astronautas”, “El sirviente” y “Vrindavana”), sus imágenes encierran una visión metafórica de la vida y a la vez íntima y política, entrelazada con una forma espiritual de entender la vida.

El suyo es un cine donde, si bien la trama es mínima, se diluye rápidamente en flujos de fotogramas manipulados desde el momento mismo de su concepción. Los temas son actuales y trascendentes, describen dramas humanos, sueños y visiones afiebradas, pero las historias que los evocan se van disolviendo en múltiples modos de representación subjetivos, inconexos y anárquicos.

El registro de imágenes y la posterior intervención del celuloide –donde su propia mano lo pinta, le pega sustancias, lo raya, lo dibuja o lo sella- revelan una predilección por la forma y una voluntad pictórica cercana al expresionismo abstracto.

Sus películas proponen viajes a otras esferas, periplos sensoriales que conducen hacia una percepción onírica de lo real, una forma de superar los procesos de entendimiento acotados de la razón. Es un cine ligado a las impresiones, que no responde a una codificación del lenguaje, sino que apunta a una comunicación más directa y apela a una participación más comprometida del espectador.

La dimensión temporal no se rige lineal ni cronológicamente. Los hechos no tienen un orden jerárquico, sino que responden a un tiempo fragmentado, donde la línea recta es reemplazada por una espiral. Es la lógica similar del cadáver exquisito, el collage y el rompecabezas, pero también al del enigma, el azar, lo incompleto y lo elíptico.


Filmografía del Director.

CABEZA de PALO Argentina ( 2002) 65 min. 16mm. Color

SAMOA Argentina (2005). 70min. 35mm. ByN. Color.

MUSICA PARA ASTRONAUTAS Argentina (2008) 65 min. Super8. Color

EL SIRVIENTE Argentina (2009) 47 min. Video. Color

VRINDAVANA Argentina (2010) 88 min. Video. Color


Biografía del Director. Nació en Florencio Varela, Provincia de Buenos Aires (Argentina) en Noviembre de 1969. En el año 97 terminó sus estudios de la carrera de Realización de Cine y Video en el CIEVYC. Allí conoce a Claudio Caldini quien lo inicia en la experimentación con el lenguaje audiovisual. Desde ha filmado numerosos cortos experimentales, entre los que se destacan Ratna Mala, Superflumina Babylon, Las sonámbulas. En el 2002 presenta su primer largometraje “Cabeza de palo” en 16mm, que muestra en numerosos festivales como el Bafici, Locarno y Alternativa de Barcelona. En el 2005 termina el film experimental “Samoa” que luego gana un subsidio para la ampliación en 35mm del Fondo de Cultura de Buenos Aires. En el 2006, trabaja como ayudante de cátedra con Julia Solomonoff y luego en el 2007 obtiene su propia cátedra de Dirección en el CIEVYC. Ese mismo año hace curaduría de una muestra de cine experimental en Ámsterdam, para un evento llamado “Nuevo Cine Argentino”. También es convocado como jurado en una sección del Festival Visión du Reel de Suiza en la sección “Regards Neuf”. “Música para Astronautas” también es filmada en formato Súper 8, y asimismo viaja a festivales de documentales como Visión du Reel de Suiza y Punto de Vista en España. Vrindavana es su último trabajo en documental.

http://bacacine.blogspot.com/
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